El amor...

"Cuando el amor te llame, síguelo...
aunque su camino sea duro y penoso,
y entrégate a sus alas para que te envuelva;
aunque la espada escondida entre ellas te hiera.
Y cree en él cuando te hable...
aunque su voz aplaste tu sueño,
como hace el viento del norte,
el viento que arrasa los jardines.
Porque así como el amor nos da la gloria...
así también nos crucifica.
Así como nos da abundancia...
así nos poda.
Así como se remonta a lo más alto y
acaricia nuestras ramas más débiles,
que se estremecen bajo el sol...
así caerá hasta nuestras raíces y las
sacudirá en un abrazo con la tierra.
Como a espigas de trigo él nos une
a nosotros mismos...
Nos desgarra para desnudarnos...
Nos estrecha para librarnos de los
pliegues que cubren nuestra figura...
Nos pulveriza hasta volvernos blandos...
Nos amasa, para que lo dócil y lo flexible
renazca de nuestra dureza...
Y nos destina luego a su fuego sagrado...
Todos estos prodigios hará el amor en
nosotros para acercarnos al conocimiento
de nuestro corazón y convertirnos,
por ese conocimiento, en pedazos del
corazón de la Vida.
Pero si nuestro miedo nos hace conformar
buscando solamente la paz y el placer del amor,
entonces sería mejor que cubriéramos vuestra
desnudez y nos alejáramos de sus umbrales,
yendo hacia un mundo sin primaveras,
en el cual reiremos, pero no con toda nuestra risa,
y lloraremos, pero no con todas nuestras lágrimas.
El amor no da cosas que no sean de sí mismo
y no toma otras que no provengan de él.
El amor no posee ni es poseído.
Porque el amor es todo para el amor.
Y no pensemos en dirigir el curso del amor,
porque será él, si nos halla dignos,
quién dirija nuestro curso.
El amor no tiene ningún otro deseo
que no sea el de realizarse.
Si amás... y no podés evitar tener deseos,
que nuestros deseos sean éstos:
Fundirse y ser como el arroyo,
que murmura su melodía en la noche.
Saber del dolor que causa el exceso de ternura.
Ser herido por vuestro propio conocimiento
del amor... y sangrar voluntaria y alegremente.
Despertar al alba con un agraciado corazón
y dar gracias por otro día de amor.
Descansar y meditar en el éxtasis amoroso.
Y dormir musitando una plegaria por el amado
en el corazón, y con una canción de alabanza
en los labios".