"Existia una gran mística sufí, llamada Rabia Al-Adauia.
Una tarde, la gente del pueblo la encontró en la carretera
buscando algo.
Era anciana y tenía mala vista. Así que los vecinos fueron
a ayudarla. Le preguntaron:
- Qué estás buscando?
Rabia respondió:
- Eso no tiene importancia. Estoy buscando.
Si podéis ayudarme, ayudadme.
Se echaron a reir y dijeron:
- Pero Rabia, ¿te has vuelto loca?. Dices que lo que
preguntamos no tiene importancia, pero si no sabemos
qué estás buscando, ¿cómo vamos a ayudarte?
Rabia replicó:
- De acuerdo. Pero solo para contentaros: estoy
buscando una aguja. La he perdido.
Se pusieron a ayudarla pero enseguida se dieron
cuenta de que la carretera era muy grande y la
aguja muy pequeña. De modo que le preguntaron:
- Por favor, dinos dónde la has perdido, el sitio
exacto, proque sino va a ser dificil. La carretera
es grande y podemos andar buscando eternamente.
¿Dónde la has perdido?
Rabia contestó:
- Otra vez preguntándome cosas sin importancia.
Qué tiene eso que ver con buscar?
Los vecinos se detuvieron.
-Desde luego, has perdido el juicio!
Rabia dijo:
- Vale, solo por contentaros. La he perdido en mi casa.
Los vecinos preguntaron:
- Entonces, ¿porqué estamos buscando aquí?
Y se cuenta que Rabia respondió:
-PORQUE AQUI HAY LUZ Y EN MI CASA NO."
"A menos que llegues a saber quién eres,
todo lo que busques será en vano,
porque no conoces al que busca.
EL BUSCADOR ES LO BUSCADO."
Vos sos....luna
lunes, 9 de marzo de 2009
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Una fábula maravillosa y de lo más instructiva.
ResponderEliminarUn abrazo.